Adiós, 2014. Bienvenido, 2015.

Pues sí, amigas y amigos, se nos va un año que ha venido cargadito de tantas noticias, buenas y malas, que relatarlas ahora no serviría más que para repetir lo que los medios de comunicación escritos y visuales no nos han parado de recordar los últimos días.
Sin embargo, entramos con esperanza en el nuevo año, en el 2015, deseando con ilusión que la gran mayoría de nuestros sueños, peticiones o deseos, se cumplan. Este año que acaba, 2014, se han cumplido alguno de los míos, y os deseo que, repletos de salud, os ocurra lo mismo vosotros. Que vuestros deseos y sueños se hagan realidad o, como mínimo, que se acerquen un poquito más, para lograr así poder alcanzarlos finalmente.

¡Feliz 2015! ¡Ah, y que la Fuerza os acompañe!






Z Nation, la serie

No soy fiel seguidor de "The walking dead", lo reconozco. No obstante, he visto algunos episodios esporádicos y la tercera temporada prácticamente entera. Es una buena serie, muy buena serie, pero no es una serie de zombis, sino una serie a cerca de la supervivencia, tal y como dijo César Mallorquí en su propio blog. Los zombis son una parte del decorado, un elemento violento y terrorífico que se encuentra pululando por el contexto vital de los personajes aunque, como bien dijo Thomas Hobbes en su obra Leviatán, tomando prestada una frase de Plauto: El hombre es un lobo para el hombre. Y nunca se pudo aplicar mejor la frase a esta serie, donde mucho más peligrosos son los humanos que no los zombis, los cuales, como mínimo, ya sabes de antemano cómo van a actuar.

Z Nation no es Walking Dead, eso por supuesto. Z Nation es una serie de serie B (casi Z, a veces). Y es que no nos engañemos, su productora, Asylum, es la que ha perpetrado películas como Sharknado, su secuela, Mega Piranha, Titanic II (sic) o Mega Shark vs Crocosaurus, entre otras lindeces (algunas de las cuales, por cierto, tienen una gran legión de seguidores y... sí, reconozco que alguna que otra he visto, aunque sea a trozos). Pues bien, la productora ha realizado la serie para el canal SyFy, y empezó a emitirse el 12 de septiembre de 2014.

¿Podríamos esperar una gran serie? No. ¿Es una gran serie? No. Sin embargo, tampoco es una mala serie. Ofrece, simplemente, lo que uno espera de una serie B. Y es que las comparaciones son odiosas. No es Walking Dead, cierto, pero tampoco (creo) lo pretende. Es una serie de zombis, en la que lo importante, en esta ocasión, sí son los zombis.




La historia es simple y llana. Un grupo de individuos deben transportar desde Nueva York a California a un personaje al que se le ha inyectado una vacuna que puede salvar la Humanidad, asolada por un Apocalipsis zombie tres años atrás, ayudado por Ciudadano Z, un solitario joven que se encuentra en una base perdida de la NSA. Y ya está. No hay más. El resto son las aventuras y desventuras de los personajes a lo largo de los diferentes estados de Estados Unidos, procurando que Murphy, el personaje infectado, cuyos anticuerpos pueden ser la única cura a la enfermedad, no sucumba ante los ataques de zombis y locos sueltos por aquellas tierras (que los hay, y muchos).
Y, sinceramente, si Walking Dead me ha parecido siempre lenta, pesarosa, demasiado seria, y a la que le falta acción, Z Nation es un divertimento sin pretensiones, con grandes dosis de sangre, gore, y unos efectos especiales malísimos, pero que de tan malos te hacen gracia (como pueden ser los de Sharknado). Tenemos bebés-zombies, caníbales, tsunamis zombis, incluso twister-zombis, zombis radioactivos... Vaya, que en cada uno de los 13 capítulos de su primera temporada no falta de nada para pasar 44 minutos de entretenimiento rancio, casposo y cutre, a toda velocidad (aunque también es cierto que algún episodio es un poco justito). 

Ah, y además está prevista la segunda temporada para 2015.

A mí, me ha gustado. 

Puntuación: 8

Sinterklaas, el Papá Noel holandés

El 5 de diciembre, por la noche, los holandeses celebran la llegada de San Nicolás, Sinterklaas, como le llaman ellos.

Se trata de una de sus fiestas más importantes, y la llegada de San Nicolás en un barco de vapor al puerto de Amsterdam, es retransmitida por las cadenas de televisión como uno de los grandes acontecimientos del año.

Es lógico, pues ese obispo de mitra roja y barbas blancas, que cabalga sobre los tejados holandeses a lomos de su blanco caballo llamado Amerigo, colma de regalos y golosinas a los niños la noche del 5 al 6 de diciembre de cada año.

¿Y por qué he pensado hablar de este personaje legendario? 

Pues muy sencillo. El domingo por la tarde, aletargados por el aburrimiento y el mal tiempo, decidimos ver Saint, una película gamberra dirigida por el director holandés Dick Maas que se presentó en el Festival de Sitges del año 2011. 


No es una buena película, pero tampoco es mala, es simplemente, extraña, rara... holandesa. Difícil de catalogar, cuando ellos mismos presentan a un malvado San Nicolás, el obispo de Myra, transformado por el humor negro de los guionistas en una especie de líder zombi armado con un afilado cayado quien, acompañado de sus Pedritos negros -marineros carbonizados-, secuestran a los niños cada 32 años, cuando hay luna llena, llevándoselos en un barco a... España.

Porque eso fue lo que más gracia me hizo: los padres holandeses en la película amenazan con que si los niños no se portan bien, Sinterklaas, Santa Claus, se los llevará a España.

No hace falta investigar mucho para saber de dónde procede esa tradición. Los holandeses, históricamente, no olvidan que los Países Bajos estuvieron bajo el control de los Austrias Españoles durante casi dos siglos, y lo que éstos hicieron en sus tierras no debió ser baladí. De ahí, que también se rumorea que, los padres holandeses solían decir a sus hijos para que se fueran antes a la cama que sino lo hacían vendría el Duque de Alba (sí, sí, de la familia Alba de la recién desaparecida Duquesa), como si fuera la reencarnación del mismísimo Hombre del Saco.

En realidad, el mito de Sinterklaas se basa en la figura de San Nicolás de Bari (obispo de Myra, en la actual Turquía, durante el siglo IV), aunque contiene también elementos paganos. Su fiesta se celebra desde el siglo XIII, y aunque los predicadores calvinistas intentaron eliminarla, la tradición era tan grande, incluso entre los protestantes, que no lo lograron.


En cuanto a su fiel sirviente (lo mismo que ocurre con Robin y Batman) se encuentra Zwarte Piet, en español Pedro el negro, o Pedrito, cuya figura siempre ha sido bastante controvertida, sobretodo por una cuestión de raza. Aunque, en realidad, no se sabe si originalmente se trataba de un demonio al que San Nicolás habría obligado a realizar actos nobles, o bien, un niño etíope al cuál el obispo había liberado en el mercado de esclavos de Myra. Incluso hay una teoría que dice que Pedrito podría ser un deshollinador italiano (de ahí sus ropas y su cara manchada de negro), debido a que los restos del Santo fueron trasladados a Bari, en el antiguo reino de las Dos Sicilias, donde el emperador Carlos V sería más tarde rey. Sea como fuere, su sirviente le ayudaba a dejar los regalos en los zapatos de los niños, tras entrar por las chimeneas de las casas. A partir de la Segunda Guerra Mundial, los canadienses que ayudaron a liberar los Países Bajos, también ayudaron a organizar la primera fiesta de San Nicolás en la posguerra, y consideraron que si un Pedrito el negro era amable y simpático, muchos de ellos serían aún mejor, convirtiéndolo en un grupo, cada uno con sus funciones: guía, cocinero...

El Santa Claus, que nosotros habitualmente conocemos, fue una derivación del importado por los colonos holandeses que se asentaron al otro lado del océano, en tierras americanas, sustituyendo el barco de vapor por trineo con renos, etc. etc. Por no hablar del toque final dado por la empresa de cola más conocida en todos los rincones del mundo.

Y, por último, decir que lo más curioso es que Sinterklaas llega a Holanda en barco desde España, de hecho desde Madrid (sic), donde tenía su base (olvidémonos de la cabaña Finlandesa con sus duendecillos del orondo Papá Noel que conocemos). Esto es debido a que, cuando Felipe II, heredó los Países Bajos, España y Dos Sicilias, de su padre Carlos V, este enclave era territorio español, con lo que de ahí la confusión y simplificación de que San Nicolás llega de España y, en especial, de Madrid... en barco.

Nada más. Os dejo una pequeña cancioncilla que cantan los niños holandeses para que nuestro Papá Noel, la noche del 24, os traiga los regalos que habéis esperado ansiosos durante todo el año.

¡Felices fiestas!

NeerlandésTraducción al castellano
Sinterklaas kapoentje
gooi wat in mijn schoentje
gooi wat in mijn laarsje
Dank je Sinterklaasje
San Nicolás kapoentje (*)
deja algo en mi zapato
deja algo en mi bota
Gracias, San Nicolás
(*) El origen de esta palabra en la copla está relacionado con otro personaje ficticio de la historia de los Países Bajos, Klaas Kapoen, y con el hecho de que rima fácilmente con schoentje (zapatito) (Wikipedia)



Oopart, o el misterio de lo inexplicable

Hace poco, camino del trabajo, en el programa matinal de Javier Cárdenas de Europa FM, comenzaron a hablar de los Ooparts, y de las convenciones, reuniones y conferencias que se realizan al respecto, a las que suelen acudir muchos expertos de todo tipo (principalmente aficionados al misterio y a lo oculto).

En mi vida había oído hablar yo de esos mencionados Oopart, así que investigué un poco, al resultar verdaderamente interesante y misterioso su significado, y sus connotaciones. Y esto fue lo que encontré:

Oopart es el acrónimo de out of place artifact ("artefacto fuera de lugar"), y es un término que acuñó el naturalista y criptozoólogo estadounidense Ivan T. Sanderson (1911-1973) para definir a un objeto de interés histórico, arqueológico o paleontológico que se encuentra en un contexto inusual o imposible, desafiando la cronología histórica convencional. Al menos, esto es lo que dice la Wikipedia.
Es decir, son artefactos u objetos, que no deberían estar allí donde se han encontrado, porque razonablemente no pueden estarlo, desafiando su presencia a la ciencia y a la historia.

En la mayoría de los casos, se trata de burdas patrañas o bien malinterpretaciones de ciertos detalles, muchas veces consecuencia de la inercia de creencias ancestrales no demostradas científicamente. 
Sin embargo, no hace falta poner más que la dichosa palabrita en Google para ver que existen multitud de páginas al respecto, algunas de las cuales hasta... son serias.

Aquí os dejo algunos de los que más me han llamado la atención:

  1. El mecanismo de Anticitera
          Actualmente se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Se trata de un extraño y complejo mecanismo que fue descubierto en el fondo del mar en el año 1900 por un pescador de esponjas. Formaba parte de un pecio, un barco hundido donde se descubrieron joyas, cristal y muchas piezas de arte.
     Un conjunto de investigadores multidisciplinares constituyeron el "Proyecto de Investigación del Mecanismo de Anticitera" y, utilizando las más sofisticadas tecnologías, han descubierto que el sistema permitía reproducir el movimiento de la luna en el cielo y sus fases durante un mes entero, predice los eclipses, cuenta el tiempo y es un calendario infinito. Incluso podía calcular las fechas de los juegos olímpicos de la época (Olimpia, Corinto, Delfos, Nemea, Dodoni). Es considerado el antepasado del astrolabio, del planetario y del ordenador, y estaba fabricado en bronce con más de 30 engranajes.
        Lo curioso es que este aparato está datado... en el año 150 antes de Cristo!!!
        No se ha encontrado aparato similar, no evolucionó y no hubo artefactos parecidos hasta muchos siglos después.



     2.  El Mapa de Piri Reis

         Piri Reis fue un viejo almirante y cartógrafo otomano, que nació en Gallipoli en 1465, y que, tras diversas aventuras marineras con su tío, el célebre corsario Kemal Re'is, publicó el Libro de las Materias Marinas en 1521, aunque realizó una versión ampliada, dedicada al sultán Suleiman, en 1526. En él se refería a un mapa que había dibujado años antes siguiendo las fuentes cartográficas de Cristobal Colón y cuatro mapas más portugueses. En ese mapa, localizado en 1929, que se conserva en el Museo Topkapi Sarayi de Estambul (aunque no suele estar expuesto) se habían representado gráficamente territorios que, según la cronología aceptada, aún no habían sido descubiertos. Además, presentaba la Antártida, pero... ¡sin hielo!, algo que no se ha podido corroborar  hasta bien entrado el siglo XX. Y si la última glaciación se dio hace 11.000 años, ¡cómo era posible representar la Antártida sin hielo! Además, también puede observarse el desierto del Sáhara atravesado por caudalosos ríos. Todo un misterio sin resolver.



      3.  Penique de Maine

          La aparición de un penique normal, de los que usaban los vikingos, en las excavaciones de Guy Mellgren en 1957, realizadas en la costa central de Maine, implican un contacto precolombino de los noruegos con los americanos de la época. Esta moneda fue identificada y confirmada en 1979 por Kolbjorn Skaare, una autoridad en historia medieval nórdica, como un penique del rey noruego del siglo XI, Olaf Kyrre. Esta moneda se expone en el museo Maine State Museum en Augusta, aunque realmente su verdadera historia se desconoce. Lo que parece que está claro, es que Cristobal Colón no fue el primer occidental en llega al nuevo mundo.



Bueno, existen otros muchos objetos, realmente misteriosos e interesantes, como las esferas de Costa Rica, las líneas de Nazca o la tumba de Pakal... Así que, posiblemente, si esta entrada os gusta, indagaré un poquito más sobre el tema y pronto tendremos nuevos misterios por resolver.

Ya queda menos

Escribo desde hace muchos años, desde los trece, si mis recuerdos no me engañan. Evidentemente, al principio, mis historias eran meras repeticiones fantasiosas de películas o novelas que yo mismo había leído. 
Poco a poco, las historias fueron evolucionando -lo cual no quiere decir que estuvieran mejor o peor escritas-, se hacían más extensas y algunos cuentos o relatos cortos iban ganando algún que otro reconocimiento: en el instituto, cuando llegaba Sant Jordi en el Centro Cívico del barrio, en algún concurso literario celebrado durante el verano en el pueblo de mi madre...
Y así iban pasando los años y, supongo, que también evolucionaba mi escritura y la forma de contar mis historias.
La verdad es que resulta muy difícil saber si uno escribe lo suficientemente bien para poder llegar a editar algún día algún relato o alguna novela.Y es que, hay tantos libros en las librerías, se publican tantas novelas, que difícilmente crees que algún día puedas estar tú en esas mesas de novedades atiborradas de vidas y de sensaciones, imaginarias o no.
Sin embargo, un día, casi de forma mágica, te encuentras que tu sueño finalmente, por una serie de casualidades, se hace realidad. Y así llegamos al punto en el que nos encontramos.
La Inconquistable, una novela corta que llevaba ya varios años pululando entre concursos, ganándose a pulso algunos reconocimientos, supongo que merecidos, finalmente va a llegar a las librerías.
De hecho, acabo de enviar a mi editorial la segunda revisión de las tripas (da la sensación de que sea algo orgánico, que casi pueda devorarte en algún momento de despiste), con la intención de que la semana que vienen pase a imprenta y que en pocas semanas, probablemente antes de Navidad, pueda encontrarse en las librerías.
Ahora, quizás, empieza lo más difícil, el nuevo viaje de La Inconquistable, reflotando de su lecho submarino, para empezar a surcar los mares otra vez. Según la editorial, la distribución nacional (qué vértigo!) comenzará a partir de febrero, cuando deba hacer algunas que otras presentaciones, para dar a conocer al mundo a esta vieja nao del siglo XVI. Esperemos que su viaje sea plácido y alcance la gloria que alguna vez tuvo.

Mientras tanto, os dejo el Facebook de la editorial, la sinopsis, y un extracto de la obra. Bueno, vale, y también mi biografía, pero eso, en realidad, es lo de menos.






Cinco tumbas sin lápida

Título: Cinco tumbas sin lápida
Editorial: Tyrannosaurus Books
Autor: Tony Jiménez
Pàginas: 378

Autor: Málaga, 1984. Es un joven novelista que ha resultado finalista y ganador de varios certámenes, además de ser seleccionador de antologías y jurado. Esta fue su primera novela. También ha escrito para el mismo sello editorial: Dracula vs. La momia. Batalla por Chicago.

Sinopsis: George Campbell lo tenía todo. Su vida estaba completa, con una esposa perfecta, una comunidad que le quería y sus triunfos como escritor. Pero todo se torció un buen día, lo que le empujó a huir del pueblo que le había visto nacer. Un tiempo después, preparado para enfrentarse a sus demonios, regresa a Shelter Mountain, un lugar donde nada es lo que parece. 
En todos los pueblos hay historias, leyendas, relatos siniestros, pero en Shelter Mountain es diferente. Algo oscuro anida en sus bosques, algo terrible, que lleva esperando a George mucho tiempo. Mientras el escritor trata de encontrar otra vez la inspiración necesaria para acabar su siguiente novela, el destino le prepara una vuelta de tuerca directamente desde su pasado, a la vez que es acosado por sus vecinos, que no ven con buenos ojos su regreso. George Campbell no tardará en descubrir que algunos fantasmas son muy reales, en lo que será una lucha no sólo por su supervivencia, sino también por su cordura.Todo vuelve en Shelter Mountain, y el escritor va a comprobarlo de la peor de las formas.

Mi opinión: Todavía no había leído nada de este autor y estaba intrigado sobre cuál era la tendencia actual de las novelas de terror. Como buen aficionado al género, no hace falta leer demasiadas páginas para ver que en esta novela el autor homenajea claramente la literatura de Stephen King, así como las películas de Sam Raimi (saga Evil Dead). El bosque, la misteriosa niebla, el nombre de la gasolinera propiedad de su amigo, incluso la camisa que en un momento dado del clímax se coloca el protagonista -por no hablar del arma utilizada para defenderse- nos recuerdan a Ash Williams, el famoso personaje interpretado por Bruce Campbell (apellido compartido incluido) en Posesión Infernal.

Y, sin embargo, a pesar de que la historia se va definiendo lentamente en los primeros capítulos, cuando las cinco lápidas entran en acción, el terror se despierta, el gore salpica y no hay forma de parar de leer. Por supuesto no soy crítico literario, pero la obra mantiene el suspense y está bien escrita -he leído muchas peores de escritores que se consideran mucho mejores-. Se intentan definir varios giros argumentales, pero en realidad lo interesante es la vinculación del protagonista con sus alter ego, como pueden ser el sheriff Tolliver y, Carl, el hermano sacerdote de su mejor amigo. Homenaje al terror de los años 80 y 90, una novela muy entretenida, cuyo ritmo narrativo da un salto espectacular hacia su mitad y una frase para recordar: "Todo vuelve a Shelter Mountain".

Puntuación: 9

Barcelona y Autores Premiados

Como ya os he comentado, pronto, muy pronto, mi primer novela como autor en solitario La Inconquistable verá la luz gracias a Autores Premiados, la editorial que ha creído en ella para inaugurar su nueva línea editorial Quasar de Ciencia Ficción.

Esta editorial andaluza, que tiene su sede en Dos Hermanas (Sevilla) es muy joven, con tres años de vida, sin embargo, su profesionalidad y su empuje la están convirtiendo en una de las editoriales con más proyección en Andalucia y, poco a poco, en el resto de España, y por ello me siento muy halagado por haber sido seleccionado para formar parte de su catálogo de autores. La editorial está especializada en publicar libros galardonados en una serie de certámenes literarios con los que colabora, así como finalistas que consideren que a la altura de los ganadores bien de esos mismos certámenes o de otros del mismo nivel, de ahí su nombre.

Pues bien, el lunes pasado, día 10 de noviembre, Jesús Moracho, miembro del equipo de la editorial se pasó por Barcelona para sopesar las diferentes vías de presentación y distribución de la novela, y tuve la gran suerte de poder compartir con él unas horas, en las que charlamos animadamente sobre el mundo editorial y sus diversos vericuetos, así como de la novela, la planificación, presentación y otros muchos puntos que yo, novato en estos temas, desconocía.

Fue un placer para mí comprobar la seriedad, respeto y profesionalidad con la que miman sus obras, primando la calidad en su edición. 

Es por eso que pasear junto a Jesús por la Barceloneta, visitando la librería La Garba, compartir una agradable comida en la tasca gastronómica L'Òstia, pasar frente a la catedral de Barcelona y deambular por la siempre abarrotada Rambla comentando todos estos temas me resultó muy gratamente satisfactorio. Lástima que el tiempo no acompañara del todo. 

Gracias a Autores Premiados y un placer conocerte, Jesús.



9N

Hoy leía la contra de El Periódico y me encontraba con un pequeño artículo del periodista Xavier Sardà. El decía que este domingo, día 9 de noviembre de 2014, había decidido no usar su derecho como ciudadano y no votar en este curioso momento histórico en el que se ha realizado una consulta-encuesta (o algo parecido) medio ilegalizada por el Tribunal Constitucional en el que se planteaba la pregunta sobre la posible independencia de Catalunya; un domingo que -coincidiendo con la caída del muro de Berlín hace 25 años- debía ser un espejo que nos devolviese imágenes de tolerancia y afecto, un domingo en el que los ciudadanos pudieran ejercer su opinión -sea esta cual fuera: positiva, negativa...- sin animadversión, sin gritos, sin insultos ni reproches, alegrándonos de que la gente pudiera hacer sin miedo un gesto que la democracia siempre debería permitir. Y yo también me he alegrado por ello, dejando de lado la manipulación mediática de unos y otros -que la ha habido-, de las presiones de aquí y de allá, formando parte de esas colas de personas que han podido, casi como si se tratara de un día de fiesta, opinar sobre su futuro (sea cual sea su validez final).

Pero además, el mediático periodista Xavier Sardà hacia referencia a una carta de la que Borja de Riquer hacía mención no hace mucho sobre un político conservador llamado Manuel Duran Bas que enviaba a un amigo suyo, Francisco Silvela, en 1881, en la que se insinuaba que entre las clases sociales de Barcelona de la época iba calando la idea de que en Madrid se desdeñaba  en general todo lo que no eran intereses de la Corte, así como que se tenía mala voluntad hacia Cataluña. Vaya, en definitiva, que Cataluña y Madrid no se entendían.

Es curioso, pero hace unos meses me estaba documentando para una novela de Ciencia Ficción de género steampunk que he escrito llamada Pétalos de Acero y que se desarrolla en Barcelona durante la Exposición Universal celebrada en 1888 y, tras leer una serie de artículos de diferentes periódicos de la época, llegué a la misma conclusión. Tuve la extraña sensación de que aquellos artículos podían haber sido escritos la semana de antes y tendrían la misma vigencia que antaño. Eran increíbles los problemas que los organizadores de la Exposición habían tenido para llevar a cabo esta, con trabas e impedimentos por parte de Madrid, así como la poca o nula subvención que se obtuvo en su momento del Gobierno central, a pesar de que finalmente la reina regente María Cristina de Habsburgo-Lorena había llegado al quite e inaugurado el gran acontecimiento. ¡Y estamos hablando de hace más de cien años! 

Está claro  que el tema catalán, que la relación entre el gobierno de España y Cataluña, siempre se ha encontrado en un ir y venir de dificultades y recriminaciones que todavía no se han solucionado, y que con el continuo cúmulo de errores que se han cometido desde los estamentos políticos difícilmente tendrá solución o, si la tiene, no gustará a todos los involucrados.

Sea como sea, hoy, como catalán, como ciudadano del mundo, liberado de cualquier frontera física o política, me congratulo de que aquel que lo haya deseado haya podido expresar libremente su opinión, de forma pacífica y sin trabas. El futuro dirá.





La Inconquistable

Bueno, ha llegado la hora de que La Inconquistable comience a surcar los mares. Y lo hace hoy, día 1 de noviembre, en la festividad de Todos los Santos, tras Halloween y la Castañada, por la puerta grande, con un diseño que a mí, particularmente, me ha encantado. Debo reconocer que la editorial Autores Premiados, que ha confiado en esta pequeña novela y ha permitido que comience su andadura, ha puesto la carne en el asador y ha insuflado, gracias a un grafista profesional de la revista Quo, una cara nueva y espectacular a esta historia que en breve espero podáis tener entre las manos. Por ahora, os dejo la primicia, con toda la ilusión del mundo, en este mockup que deja entrever el aspecto final de la novela. Muchas gracias a todos los que han conseguido que este sueño se haga realidad.

Os mantendré informados.



The strain, la serie de TV

Dentro de la nueva hornada de series de TV, me he bebido (sí, lo habéis leído bien) los 13 episodios de la primera temporada de The strain (algo así como "La cepa") emitida por el canal FX en versión original subtitulada en castellano, basada en la primera novela de la trilogía de la Oscuridad, Nocturna, escrita conjuntamente por Guillermo del Toro y Chuck Hogan.

Empecé a verla con muchas ganas ya que la novela, aunque nada del otro mundo a nivel literario, me entretuvo considerablemente y eso que su final (no sabía que se trataba de una trilogía) me dejó un poco descolocado. Pues bien, con la serie me ha pasado algo parecido. El primer y, para mi gusto el segundo episodio (terrorífica la secuencia de la niña vuelta del más allá en la bañera), fueron realmente interesantes, planteando la situación e intrigándote a partes iguales, en uno de esos alardes de los americanos que pueden gastarse en un par de capítulos casi el dinero de lo que cuestan varias películas españolas (ya querrían los sanitarios del Hospital Carlos III tener los trajes de contención biológica que aparecen en el primer episodio).

Y es que la premisa es muy intrigante. Un avión, un Boeing 777, aterriza en el aeropuerto JFK, pero se descubre que casi la totalidad de sus pasajeros están muertos, quizás infectados por un virus. Se alerta a las instituciones y al Doctor Ephraim Goodweather (ex-alcohólico y recién divorciado) del Centro de Control de Enfermedades (CCE) especialista en este tipo de infecciones. Junto a su compañera de trabajo, con la que mantiene una relación, descubren que cuatro de los pasajeros siguen vivos. No tardarán en darse cuenta de que algo terrorífico viajaba en el avión y que la infección es mucho más peligrosa de lo que nadie puede imaginarse. En ello influyen unos gusanos parásitos y un enorme cajón de madera grabado con extraños símbolos que contiene tierra y que desaparece del aeropuerto.

En realidad se trata de una historia de vampiros en la que un ancestral ser llamado el Maestro o el Amo, ayudado por su mano derecha, un oficial alemán nazi vampirizado, y un rico empresario, enfermo terminal que desea la inmortalidad que el no-muerto le puede proporcionar, se sirven entre sí para intentar devolver el mundo a la oscuridad, convirtiendo Nueva York y, por ende, a partir de aquí al resto del mundo, en una apocalíptica tierra llena de chupasangres.

Premisas originales: el vampirismo se transfiere a través de unos nemátodos (gusanos) que mutan a los humanos -algo parecido sucedía con los zombies de la novela Lucifer 113 de Jonathan Maberry-, a los vampiros les brota una especie de probóscide succionadora de la boca cuando atacan a su víctima (olvidémonos de los clásicos colmillos, aunque, afortunadamente, estos nosferatu tampoco brillan como los Swarovsky de la saga Crepúsculo) y los elementos religiosos no les hacen ni cosquillas. Por otro lado, la plata les debilita, el sol los carboniza (a casi todos) y suelen morir decapitados, o con un disparo en la cabeza. Bueno, mezclamos varias cosas, pero se acepta.

El problema radica en que a partir del quinto o sexto episodio, se vuelve bastante repetitiva, los personajes dejan de evolucionar (el único interesante es el del anciano anticuario que persigue al Maestro desde la Segunda Guerra Mundial, quien nos deja alguna inquietante secuencia) y los escenarios se vuelven tópicos y típicos. Por no hablar de la aparición del Maestro, cuyo maquillaje deja muuuuuucho que desear, y nos recuerda más al payaso Ronald McDonald que a un Señor de la Oscuridad. Además hay detalles argumentales (todos los personajes se encuentran una noche de eclipse en una gasolinera de Nueva York asediada por vampiros. ¿Sólo hay una gasolinera en Nueva York?) que los guionistas no han cuidado como deberían.

En definitiva, una serie entretenida, con poco, muy poco terror, algún detalle acertado y efectos especiales aparentes (excepto el maquillaje del Maestro), pero no mucho más. Se ha firmado una segunda temporada. Ya veremos si la veo. 

Puntuación: 7 





Miedo

¿Podríamos vivir sin miedo? Esta es una buena pregunta para realizarnos cuando estamos a las puertas de Halloween. Sin embargo, la respuesta es mucho más profunda de lo que parece. La respuesta, en mi opinión, es que no. El miedo nos protege, y ha permitido que la especie humana subsista durante todos estos siglos. Es una de las sensaciones, sentimientos, que es inherente a nosotros. El miedo a morir, a desaparecer, al dolor, ha permitido la supervivencia de la humanidad a lo largo de la historia. ¿Qué hubiera sido del hombre primitivo, del Neandertal, sin el miedo? No lo sabríamos, porque no habríamos existido. Y no hablamos de valor, sino de ausencia de miedo, el enfrentarse a los peligros sin protección, sin encontrarse en un estado de alerta producido por el estallido de adrenalina que agudiza nuestros sentidos y potencia nuestro sentido de supervivencia. La ausencia del miedo en cualquier animal (incluyo la especie humana) acaba por pasar factura.

Evidentemente, algunos miedos se han refinado; ahora existe el miedo a la tecnología, a la sociedad actual, a quedarse sin trabajo, sin hogar, etc. etc. etc. Pero los miedos primigenios se mantienen: el miedo a la muerte, a lo inexplicable, a la enfermedad, a la pérdida de los seres queridos, a lo sobrenatural... son miedos sempiternos y difíciles de obviar.

Otra cosa es que no sepamos convivir con el miedo. Un proverbio escocés dice que no hay medicina para el miedo. Quizás para algunos no, pero cada uno debe ser capaz de encontrar la forma de controlar sus propios miedos y evitar que estos sean tan fuertes que impidan llevar una vida normal. Tener miedo no es malo, pero sí lo es que este venza a la razón y acaben esclavizándote.

Curiosamente, los psicólogos actuales dicen que no está mal que los niños jueguen con el miedo, que lean historias de terror o vean películas de fantasmas y brujas, o bien que se disfracen en Halloween de monstruo, esqueleto o zombie, celebrando la conocida festividad. Eso puede ayudarnos desde pequeños a gestionar de adultos mucho mejor nuestros propios miedos. Entendámonos, cada cosa con su edad. No vayamos ahora a poner a nuestro hijo de cinco años la película de "El Exorcista" o la saga de "Saw", pero sí existen otros ejemplos mucho más "asequibles" como "Pesadilla antes de Navidad", "Coraline", "Hotel Transilvania" o la muy recomendable "La maldición de las brujas", basada en una novela de Roald Dahl, entre muchas otras. Y si no hablamos de películas, recuperemos los libros de R.L.Stine y su saga de "Pesadillas", nuestros pequeños nos lo agradecerán y comenzarán a familiarizarse con un tipo de miedo que no sólo puede y debe ser superado, sino que además puede ser muy divertido.

Feliz Halloween!



Tradiciones, castañas y fantasmas

Llegadas estas fechas, no puedo dejar de sentir todo tipo de contradicciones. Como buen catalán, la tradición de las castañas y panellets es algo a lo que no me puedo resistir. No puedo dejar de recordar en estos momentos, cuando años atrás trabajaba en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UAB, el día en que aparecía mi querida vicedecana de prácticas disfrazada de anciana castañera para alegrar la mañana a los niños de l'Escoleta, la guarderia donde la mayoría del personal de la universidad llevaba a sus hijos, llevándoles bombones. Las caras de los niños tenia que ser espectacular. ¡Hasta yo muchas veces era incapaz de reconocerla!
 
La tradición de la castañera deriva de la Edad Media, cuando para recordar a los habitantes de los poblados y aldeas que debían rezar por sus familiares fallecidos en la fiesta de todos los Santos, el campanero hacia tañer las campanes, algo que gastaba mucha energía. Para recuperarla y hacer más llevadero su trabajo, lo hacía con castañas (fruta del tiempo) y vino. Como había muchas campanas que tocar y campanarios que recorrer, la gente se unía a él para compartir sus fatigas y hacerle más entretenida la velada. A finales del siglo XVIII, la costumbre se había convertido en una tradición en la que las mujeres solían hacer pastelitos similares a los panellets y en la que los niños ocultaban castañas para que, por la noche, las almas que faltaban, las sustituyeran por aquellos pastelitos o un buen trozo de membrillo. De ahí procede la bonita tradición.
 
No obstante, hay que reconocer que es un fiesta ligeramente... aburrida, sobretodo si la comparamos con la de origen celta que se celebra en los paises anglosajones llamada Halloween. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del día de Todos los Santos durante la Gran hambruna irlandesa. Esta fiesta se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado, y está fuertemente ligado a símbolos como la jack-o'-lantern. En esta fiesta se recuerda que durant el Samhain la línea que une este mundo con el de los espíritus se hace tan débil que éstos pueden pasar a través de ella. ¡Y lo hacen tanto los buenos como los malos!. La única forma de hacer retroceder a los malos espíritus es con máscaras o disfrazándose, pues si eres como uno de ellos no podrán hacerte daño. De todas formas, esta fiesta tomó gran renombre a partir de 1921, cuando se realizó el primer desfile de Halloween en Minnesota, extendiéndose a lo largo del tiempo a otros estados y alcanzando proporciones épicas en la actualidad, saltando al Viejo Continente y a casi todos los puntos del mundo.
 
Y es que son pocos los que se resisten a las hordas de fantasmas, espíritus, calaveras, brujas y zombies que pueblan nuestras calles, en una época en la que series como The Walking Dead, The Strain o Z Nation invaden nuestras televisiones, o películas como Rec4, Annabell o Dràcula, la leyenda jamás contada en   cines. Sí, decididamente es una fiesta comercial, consumista, un escaparate capitalista de la decadència de nuestra sociedad, pero, seamos sinceros... ¿No lo es también el día de los enamorados? ¿Navidad? ¿O, si me apuras, el mismísimo Sant Jordi? Sí, hay quien se estirará de los pelos y pensará que lo que acabo de decir es casi un sacrilegio, pero está claro que en todas estas fiestas hay un trasfondo económico que no podemos obviar. Así pues, dejemos de lado estas cuestiones y pensemos que se trata de una celebración divertida, que encanta a los niños, y que resulta mucho más animada que simplemente comer castañas y panellets.
 
Sin embargo, no todo el monte es orégano. Yo también estoy con aquellos que presienten que las tradiciones propias están siendo devoradas por las anglosajonas, pensando siempre que lo que viene de fuera es mejor que lo que ya tenemos. Eso no es cierto. Si bien Halloween puede ser un dispendio y alarde del terror y el miedo, algo fantástico para personas como yo, a los que la literatura de terror, fantasia y ciencia ficción le encanta, esperando con ansiedad que pasen un par de buenas películas de miedo ese día por televisión para disfrutarlas con amigos, también es verdad que no me gustaria jamás perder la tradición catalana de comer castañas calentitas y panellets, aunque en el exterior estemos casi a treinta grados y no apetezca tanto como antaño (cosas del cambio climático). Es por eso que yo propongo la fusión de ambas fiestas y la creación de una nueva forma de celebrarlo que nos haga disfrutar a todos por igual.
 
Feliz Castanyalloween!!!!
 
 

¿Qué es el Steampunk? (I parte)

Hace unas semanas tuve la oportunidad de asistir en la Estació del Nord de Barcelona (marco incomparable) a la II Feria Steampunk, de la cual podéis ver algunas fotos en la sección de Eventos del blog, o desde este mismo link.

Pues bien, como el año pasado, a la cuál también asistí, volvió a encantarme. Ahora bien, muchos amigos que han visto las fotos se extrañan cuando contemplan los sorprendentes atuendos o parafernalias de las que algunos de los asistentes hacen gala. Son muchas las personas que, cuando les he hablado del Steampunk, me han mirado de forma rara, quizás suponiendo en sus fueros internos que volvía ser un grupo de frikis reunidos para alguno de sus inmaduros eventos.

Sin embargo, el Steampunk, nombre acuñado en la década de los 80 para definir a un subgénero literario de la ciencia ficción, ha crecido hasta convertirse en un movimiento sociocultural que engloba no sólo a la literatura, sino también a diferentes disciplinas artísticas como pueden ser el cine, la fotografía, la moda...

Y es que el Steampunk se desenvuele en un mundo en el que la máquina de vapor ha dominado la tecnología imperante, situándose principalmente en la Inglaterra de la época victoriana (a pesar de que existen también diferentes vertientes multiculturales, como bien podéis apreciar en esta web, sumamente interesante: http://beyondvictoriana.com/). Podemos hablar de que se tratan habitualmente de ucronías basadas en invenciones futuristas imaginadas por los visionarios de la época, desarrollándose historias vistas desde esa extraña percepción victoriana de las cosas.

Leyendo uno de mis blogs preferidos, el que regenta César Mallorquí -uno de mis escritores de cabecera- llamado La fraternidad de Babel, me hizo gracia ver que hace unos días escribía sobre el Festival de Fantasía de Fuenlabrada, al cual había asistido como invitado (es un gran escritor de literatura juvenil, fantasía y ciencia ficción, y curiosamente La isla de Bowen, novela con la que ganó el premio Edebé del año 2012 y el Premio Nacional de Literatura Infantil y juvenil, podría enclavarse fácilmente dentro de uno de los derivados del Steampunk llamado Dieselpunk). Según comenta César, en el programa del festival había un desfile de vestimenta Steampunk y eso, de buenas a primeras, le dio un escalofrío, porque a él le repelen los frikis, al menos lo que él considera hard frikis, ya que el mismo se considera un light friki. Más tarde descubrió que este tipo de friquez (acuño la palabra) es muy diferente a la que puede apreciarse en la famosa Comic-Con de San Diego, sí esa que suele aparecer en la serie The Big Bang Theory, y que acabó disfrutando con aquella procesión retrofuturista que circuló ante sus ojos.

Tal y como él mismo dice en su blog, algo que yo comparto totalmente, los frikis Steampunk, no sin dejar de ser frikis (que lo son), forman parte de un grupo de personas (de todas las edades) que añoran un mundo mejor, alejándose de la realidad actual y del miedo que provoca la incertidumbre de un futuro oscuro y amenazante. Se refugian en un universo de tecnología indescifrable, en un pretérito pasado que brilla con los destellos de sus precursores (Julio Verne, H. G. Wells...) buscando un oasis de imaginación y seguridad que no encuentran en la realidad actual. Y es una pena que eso sea así, pero como ellos, en ocasiones, ese mundo de fantasía victoriana me resulta mucho más gratificante que seguir escuchando las noticias que asaltan nuestros sentidos desde los medios de la comunicación, produciéndonos tan solo indignación y la certidumbre de que el futuro que viene no nos resultará nada halagüeño. 

Por eso me gusta el Steampunk con su extraña elegancia, su anacrónica tecnología, su fantástica imaginería... Y por eso volveré hablaros de este movimiento en próximas entradas.



Cyrano de Bergerac y la Ciencia Ficción

Todos, más o menos, hemos oído hablar de Cyrano de Bergerac por la obra de teatro escrita por el autor francés Edmond Rostand en 1897, una maravillosa fábula romántica y comedia heróica en cinco actos considerada una obra maestra de la literatura. Y sino, seguro que nos viene a la mente la fantástica interpretación de Gerard Depardieu en la película que lleva su nombre.

Sin embargo, lo que muy pocos saben es que el buen Cyrano, de gran nariz, verborrea increíble, espada diestra y maneras bravuconas existió realmente, y que fue un poeta, dramaturgo y librepensador francés llamado Hercule-Savinien de Cyrano de Bergerac, que vivió entre 1619 y 1655, al que se considera uno de los precursores de la literatura ciencia ficción. 

Y es que el buen Cyrano, escribió dos obras que se pueden englobar dentro de este tipo de literatura. La primera fue Los Estados e Imperios de la Luna y la segunda, la Historia de la República del Sol. Es en la primera, conocida en español como El viaje a la luna donde, adelantándose al mismísimo Julio Verne, describe un viaje a la luna en un cohete de varias fases y habla incluso de algo muy semejante a la ingravidez, antes que Newton promulgara su famosa ley.

El escritor hace gala de un alarde de fantasía al describir a los habitantes de la luna y todo su sistema social y vital, no solo en forma de divertimento, sino también como reflexión pues, Cyrano, que disfrutaba escandalizando a la Iglesia, habla de la aparición de la vida en el Universo sin la intervención de dios alguno en una época en que ello era considerado una herejía.  Recordemos que nos encontramos en el siglo XVII. Ateísmo y racionalismo, bajo la influencia de Descartes, su obra es digna de tener un espacio en el universo de la ciencia ficción, convirtiéndose en base para escritores que vendrían mucho después (Clarke, Bradbury...)

Sin embargo, aunque parezca increíble, no fue el primero en describir un viaje a la luna, pues se le adelantó el matemático y astrónomo Johanes Kepler, quien parece que escribió su obra Somnium hacia 1623, un poco antes que Cyrano.

Sea como fuere, Cyrano no sólo fue el aguerrido soldado que la leyenda dice hizo poner en fuga a cien espadachines, y que era conocido como El Diablo de la Bravura, fue un renombrado e imaginativo escritor que puso en jaque a más de un poder en la época, y sólo por eso ya se merece ser recordado.



Ébola

Tras ver lo sucedido la última semana en relación a la crisis del virus de Ébola en España, se me ponen los pelos de punta. Y es que, ¿en qué piensan nuestros mandatarios?
No hace falta tener más de dos dedos de frente para saber que no se puede jugar con gratuita indiferencia contra un virus de las características del Ébola.

Cualquier estudiante de Biología sabe que el virus de Ébola (toma como nombre el río africano Ébola, situado en la República del Congo, donde apareció en 1976 por primera vez provocando un foco de infección) es uno de los más peligrosos que existen. Se trata de un virus ARN de la familia Filoviridae que provoca fiebres hemorrágicas y cuya mortalidad es elevadísima. 

Y es que cualquier estudiante de Biología sabe que este tipo de virus no puede tratarse de forma convencional. Más aún, aunque lógicamente teniendo en cuenta la distancia con la que debe tratarse una película, el film Estallido, protagonizado por Dustin Hoffman en 1995, daba una idea (pasada por el cribaje de la espectacularidad) de lo que podría representar un infección por Ébola o cualquier otro virus de nivel 4, como solemos llamarlos los biólogos. 

Y es que en España no existe ningún laboratorio de nivel 4 donde pueden tratarse virus de este tipo (como máximo tenemos uno de nivel 3, el C.I.S.A (Centro de Investigación de Sanidad Animal), que se encuentra en Valdeolmos, en Madrid). Ahora bien, los políticos se llenan la boca acusando gratuitamente a aquellas pobres personas que por querer ayudar han debido tratar a enfermos infectados con Ébola sin instrucción, sin experiencia, en un caso en que deberían ser los expertos en enfermedades infecciosas, virología y en microbiología, los que tendrían que haber sido avisados por las autoridades para ponerse al frente de esta crisis. Son ellos los que deberían dar instrucciones a los médicos, a los técnicos, a las fuerzas de seguridad y a los políticos, de cómo sobrellevar un tema de tal índole para evitar la expansión del virus. No siendo así, no es difícil comprender por qué un individuo se quita un traje de contención en la calle, los pacientes en aislamiento tienen la ventana abierta de su habitación, etc. etc. etc.

Sin embargo, como suele suceder en un país como el nuestro, esto no ha sido así. Un país en el que los recortes en Sanidad e Investigación han diezmado drásticamente la capacidad de trabajo de nuestros científicos e investigadores, de nuestros hospitales, médicos y sanitarios, quería emular a las grandes potencias y nos veíamos capaces de controlar un virus de la categoría del Ébola (hasta en Estados Unidos ya se ha producido la primera muerte por Ébola y ellos sí tienen laboratorios de nivel 4 y sus protocolos son mucho más severos) y, eso, dejémonos de elucubraciones, no es posible.

Señores, por favor, pidan ayuda a quiénes saben y no intenten realizar malabarismos con bombas biológicas que pueden estallarles en la cara, aunque más de uno lo necesitaría (los comentarios del Consejero de Sanidad de Madrid se llevan la palma).

Eso sí, no se preocupen, nadie dimitirá. ¿Para qué? El virus acabará por no expandirse por su propia e intrínseca biología (la mortalidad es muy elevada, la expansión lenta debido a sus sistemas de transmisión), no por la torpe intervención de los políticos, y pronto volverá todo al olvido. No debería ser así, deberíamos ser humildes, no crear alarma social y depurar responsabilidades. 

El virus de Ébola puede controlarse, pero amb seny, que decimos los catalanes. 

Os dejo algunos links interesantes sobre el tema:

Penny Dreadful, o cuando los folletines de terror se convierten en serie de TV

Hace poco tuve oportunidad de ver la serie norteamericana de terror y suspense Penny Dreadful, interpretada en sus principales papeles por Eva Green (la vidente/medium Vanessa Ives), Timothy Dalton (el explorador Sir Malcolm Murray), Josh Hartnett (el pistolero americano Ethan Chandler) y Harry Treadaway (el doctor Víctor Frankenstein) y debo reconocer que me encantó.

Leídas las críticas en diversos foros, estos consideraban que se trata de una notable serie de suspense victoriano en la que quizás se intentaban mezclar demasiados personajes y prototipos de la literatura, en una especie de distopía en la que los monstruos como Drácula, Frankenstein, Dorian Grey o reminiscencias de la momia, pululan a sus anchas en la época victoriana, haciendo el guión un poco forzado, aunque nada complejo.

Quizás los críticos tengan razón, no obstante se trata de una de las últimas series que he visto con diálogos tremendamente cuidados, una producción que podría ser la de cualquier película comercial y que me ha regalado perturbadoras imágenes, muchas de las cuales me han devuelto a la literatura gótica de Bram Stoker o de Mary Shelley que tan buenos ratos me ha hecho pasar.

Sí, es cierto, podríamos asemejarla claramente con una especie de La liga de los hombres extraordinarios, en las que unos personajes ciertamente heterodoxos, cada uno con ciertas capacidades, se unen en la búsqueda de un extraño y terrorífico ser que tiene secuestrada a la hija de Sir Malcolm, un reconocido explorador que oculta varios secretos en su haber. No obstante, para mi gusto los personajes poseen empaque suficiente para demostrar interés y curiosidad en el desarrollo de cada una de sus biografías. Destacar al personaje de Caliban, el primer monstruo creado por Victor Frankenstein que se debate entre la melancolía, la violencia y el horror, dejándonos perturbadoras secuencias a lo largo de los diferentes episodios, o el perverso Dorian Gray, con sus devaneos sexuales con la mayoría de los personajes, y que oculta un profundo secreto, un cuadro al que sólo él tiene acceso.

Además, debo reconocer que poder pasear por los sucios y siniestros callejones de un Londres tétrico y casi perverso, o penetrar en un teatro del Grand Guignol (del cual tengo intenciones de hacer una entrada en breve), con sus macabros espectáculos sangrientos (riámonos del gore de algunas películas actuales), donde se desarrolla parte de la historia, ha sido un agradable descubrimiento.

En definitiva, una serie de 8 capítulos (de la cuál ya se ha firmado una nueva temporada; no me extraña teniendo en cuenta el final), cuyo nombre nos remite a unas publicaciones de ficción terrorífica que se vendían en la Inglaterra del siglo XIX al precio de un penique y que, en su primer episodio, está dirigida por Juan Antonio Bayona, que muestra su maestría detrás de la cámara, ofreciéndonos un prólogo realmente muy interesante.

Altamente recomendable, aunque no para estómagos sensibles.

Puntuación: 8,5




La Inconquistable

¿Qué es La Inconquistable?

Si leéis la pestaña superior, esa en la que dice Mis novelas I veréis que ese nombre aparece varias veces. 

Se trata de una novela corta -justo en el límite de lo que se considera novela corta- que escribí hace unos años y que siempre ha sido una de mis preferidas.

Cuando escribes, muchas veces inicias una historia que creías interesante pero que, finalmente, se va diluyendo entre las palabras, las frases y los personajes, obligándote a acabar algo por lo que en realidad dejaste de estar interesado tiempo atrás. Sin embargo, con La Inconquistable no me sucedió eso, y su trayectoria en diversos concursos ha demostrado que estaba escrita con cariño y paciencia.

Pues bien, hace unos meses, la novela, que ya había quedado finalista en un par de concursos, volvió a hacerlo en el II Premio de novela corta de Utrera, recibiendo una gran reseña en el fallo del jurado, que podéis leer en este enlace: 

Y hasta aquí puedo leer. No os puedo decir mucho más, pero vaticino que pronto tendréis nuevas noticias de La Inconquistable.


Sociedad Negra (Mi última lectura)

Título: Sociedad Negra
Editorial: RBA
Páginas: 304

Autor:  Andreu Martín (Barcelona, 1949) ha ganado muchos premios literarios, entre ellos el Círculo del Crimen 1980, el Nacional de Narrativa de 1989, el Deutsche Krimi Preis International (a la mejor novela policiaca publicada en Alemania en 1992), así como tres veces el Hammett de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos y el VI Premio Pepe Carvalho de novela negra
Blog del Autor

Sinopsis:


 En la calle Güell de Barcelona, encima de un Lexus, encuentran la cabeza cortada de una mujer. Y el resto del cadáver no tarda en aparecer, arrastrado con una cuerda por un coche mientras éste estaba aparcado. Alrededor de la tienda de ropa al por mayor del señor Soong, en la calle Trafalgar, pasan muchas cosas y se oyen rumores acerca de un robo reciente en una central de dinero negro.

MI OPINIÓN: 

Buena novela de serie negra. Andreu Martín es un gran escritor. La historia sigue principalmente a dos personajes: el inspector Cañas, un veterano policía, y a Liang, uno de sus confidentes. La trama investiga los salvajes asesinatos que se producen en diversas localizaciones de Barcelona y que, parece ser, tienen relación con la presencia de las tríadas chinas (Hei She Hui) en la ciudad (algo que en realidad nunca se ha demostrado), de ahí el nombre de la novela. Personajes bien definidos, ambientes perfectamente representados, la historia nos hace pensar en muchos momentos qué papel tienen los políticos en nuestra sociedad, como las mafias de todo tipo pululan muy cerca de nosotros y la fina línea que puede separar una vida, más o menos normal, de la brutalidad que se esconde tras una apariencia de decorado. 
Historia escrita de forma anacrónica, desordenada, tomando como referencia un robo, alrededor de las cuales se desarrollan el resto de las tramas. Escrita de forma indirecta en algunos pasajes, despista un poco, pero lentamente asimilas a los personajes y acabas metiéndote de lleno en esta historia de mafias chinas, bancos secretos, robos, asesinatos y tragedias personales, siguiendo a los dos principales protagonistas. 
Como he dicho al principio, buena novela de serie negra, actual y quizás algo lenta, pero totalmente recomendable.

Puntuación: 8,5