Sinterklaas, el Papá Noel holandés

El 5 de diciembre, por la noche, los holandeses celebran la llegada de San Nicolás, Sinterklaas, como le llaman ellos.

Se trata de una de sus fiestas más importantes, y la llegada de San Nicolás en un barco de vapor al puerto de Amsterdam, es retransmitida por las cadenas de televisión como uno de los grandes acontecimientos del año.

Es lógico, pues ese obispo de mitra roja y barbas blancas, que cabalga sobre los tejados holandeses a lomos de su blanco caballo llamado Amerigo, colma de regalos y golosinas a los niños la noche del 5 al 6 de diciembre de cada año.

¿Y por qué he pensado hablar de este personaje legendario? 

Pues muy sencillo. El domingo por la tarde, aletargados por el aburrimiento y el mal tiempo, decidimos ver Saint, una película gamberra dirigida por el director holandés Dick Maas que se presentó en el Festival de Sitges del año 2011. 


No es una buena película, pero tampoco es mala, es simplemente, extraña, rara... holandesa. Difícil de catalogar, cuando ellos mismos presentan a un malvado San Nicolás, el obispo de Myra, transformado por el humor negro de los guionistas en una especie de líder zombi armado con un afilado cayado quien, acompañado de sus Pedritos negros -marineros carbonizados-, secuestran a los niños cada 32 años, cuando hay luna llena, llevándoselos en un barco a... España.

Porque eso fue lo que más gracia me hizo: los padres holandeses en la película amenazan con que si los niños no se portan bien, Sinterklaas, Santa Claus, se los llevará a España.

No hace falta investigar mucho para saber de dónde procede esa tradición. Los holandeses, históricamente, no olvidan que los Países Bajos estuvieron bajo el control de los Austrias Españoles durante casi dos siglos, y lo que éstos hicieron en sus tierras no debió ser baladí. De ahí, que también se rumorea que, los padres holandeses solían decir a sus hijos para que se fueran antes a la cama que sino lo hacían vendría el Duque de Alba (sí, sí, de la familia Alba de la recién desaparecida Duquesa), como si fuera la reencarnación del mismísimo Hombre del Saco.

En realidad, el mito de Sinterklaas se basa en la figura de San Nicolás de Bari (obispo de Myra, en la actual Turquía, durante el siglo IV), aunque contiene también elementos paganos. Su fiesta se celebra desde el siglo XIII, y aunque los predicadores calvinistas intentaron eliminarla, la tradición era tan grande, incluso entre los protestantes, que no lo lograron.


En cuanto a su fiel sirviente (lo mismo que ocurre con Robin y Batman) se encuentra Zwarte Piet, en español Pedro el negro, o Pedrito, cuya figura siempre ha sido bastante controvertida, sobretodo por una cuestión de raza. Aunque, en realidad, no se sabe si originalmente se trataba de un demonio al que San Nicolás habría obligado a realizar actos nobles, o bien, un niño etíope al cuál el obispo había liberado en el mercado de esclavos de Myra. Incluso hay una teoría que dice que Pedrito podría ser un deshollinador italiano (de ahí sus ropas y su cara manchada de negro), debido a que los restos del Santo fueron trasladados a Bari, en el antiguo reino de las Dos Sicilias, donde el emperador Carlos V sería más tarde rey. Sea como fuere, su sirviente le ayudaba a dejar los regalos en los zapatos de los niños, tras entrar por las chimeneas de las casas. A partir de la Segunda Guerra Mundial, los canadienses que ayudaron a liberar los Países Bajos, también ayudaron a organizar la primera fiesta de San Nicolás en la posguerra, y consideraron que si un Pedrito el negro era amable y simpático, muchos de ellos serían aún mejor, convirtiéndolo en un grupo, cada uno con sus funciones: guía, cocinero...

El Santa Claus, que nosotros habitualmente conocemos, fue una derivación del importado por los colonos holandeses que se asentaron al otro lado del océano, en tierras americanas, sustituyendo el barco de vapor por trineo con renos, etc. etc. Por no hablar del toque final dado por la empresa de cola más conocida en todos los rincones del mundo.

Y, por último, decir que lo más curioso es que Sinterklaas llega a Holanda en barco desde España, de hecho desde Madrid (sic), donde tenía su base (olvidémonos de la cabaña Finlandesa con sus duendecillos del orondo Papá Noel que conocemos). Esto es debido a que, cuando Felipe II, heredó los Países Bajos, España y Dos Sicilias, de su padre Carlos V, este enclave era territorio español, con lo que de ahí la confusión y simplificación de que San Nicolás llega de España y, en especial, de Madrid... en barco.

Nada más. Os dejo una pequeña cancioncilla que cantan los niños holandeses para que nuestro Papá Noel, la noche del 24, os traiga los regalos que habéis esperado ansiosos durante todo el año.

¡Felices fiestas!

NeerlandésTraducción al castellano
Sinterklaas kapoentje
gooi wat in mijn schoentje
gooi wat in mijn laarsje
Dank je Sinterklaasje
San Nicolás kapoentje (*)
deja algo en mi zapato
deja algo en mi bota
Gracias, San Nicolás
(*) El origen de esta palabra en la copla está relacionado con otro personaje ficticio de la historia de los Países Bajos, Klaas Kapoen, y con el hecho de que rima fácilmente con schoentje (zapatito) (Wikipedia)



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