Penny Dreadful, o cuando los folletines de terror se convierten en serie de TV

Hace poco tuve oportunidad de ver la serie norteamericana de terror y suspense Penny Dreadful, interpretada en sus principales papeles por Eva Green (la vidente/medium Vanessa Ives), Timothy Dalton (el explorador Sir Malcolm Murray), Josh Hartnett (el pistolero americano Ethan Chandler) y Harry Treadaway (el doctor Víctor Frankenstein) y debo reconocer que me encantó.

Leídas las críticas en diversos foros, estos consideraban que se trata de una notable serie de suspense victoriano en la que quizás se intentaban mezclar demasiados personajes y prototipos de la literatura, en una especie de distopía en la que los monstruos como Drácula, Frankenstein, Dorian Grey o reminiscencias de la momia, pululan a sus anchas en la época victoriana, haciendo el guión un poco forzado, aunque nada complejo.

Quizás los críticos tengan razón, no obstante se trata de una de las últimas series que he visto con diálogos tremendamente cuidados, una producción que podría ser la de cualquier película comercial y que me ha regalado perturbadoras imágenes, muchas de las cuales me han devuelto a la literatura gótica de Bram Stoker o de Mary Shelley que tan buenos ratos me ha hecho pasar.

Sí, es cierto, podríamos asemejarla claramente con una especie de La liga de los hombres extraordinarios, en las que unos personajes ciertamente heterodoxos, cada uno con ciertas capacidades, se unen en la búsqueda de un extraño y terrorífico ser que tiene secuestrada a la hija de Sir Malcolm, un reconocido explorador que oculta varios secretos en su haber. No obstante, para mi gusto los personajes poseen empaque suficiente para demostrar interés y curiosidad en el desarrollo de cada una de sus biografías. Destacar al personaje de Caliban, el primer monstruo creado por Victor Frankenstein que se debate entre la melancolía, la violencia y el horror, dejándonos perturbadoras secuencias a lo largo de los diferentes episodios, o el perverso Dorian Gray, con sus devaneos sexuales con la mayoría de los personajes, y que oculta un profundo secreto, un cuadro al que sólo él tiene acceso.

Además, debo reconocer que poder pasear por los sucios y siniestros callejones de un Londres tétrico y casi perverso, o penetrar en un teatro del Grand Guignol (del cual tengo intenciones de hacer una entrada en breve), con sus macabros espectáculos sangrientos (riámonos del gore de algunas películas actuales), donde se desarrolla parte de la historia, ha sido un agradable descubrimiento.

En definitiva, una serie de 8 capítulos (de la cuál ya se ha firmado una nueva temporada; no me extraña teniendo en cuenta el final), cuyo nombre nos remite a unas publicaciones de ficción terrorífica que se vendían en la Inglaterra del siglo XIX al precio de un penique y que, en su primer episodio, está dirigida por Juan Antonio Bayona, que muestra su maestría detrás de la cámara, ofreciéndonos un prólogo realmente muy interesante.

Altamente recomendable, aunque no para estómagos sensibles.

Puntuación: 8,5




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