Mr. Holmes (Mi querido abuelito Holmes)

Lo reconozco, soy un fan incondicional de Sherlock Holmes. Lo he sido desde pequeño. Una personalidad como la de mi detective favorito me resulta curiosa, interesante, arrolladora. Es irónico, petulante, prepotente. Un antihéroe heróico que con su inteligencia intenta compensar sus escasas habilidades sociales. De no ser por el bueno de Watson, ¿quién hubiera sido amigo de Sherlock? Pocas, muy pocas personas. 

Me he leído todos los cuentos y novelas que Sir Arthur Conan Doyle decidió escribir sobre nuestro famoso detective consultor y su compañero de aventuras, el infatigable doctor Watson. He visitado la casa museo que se encuentra en el 221B de Baker Street en Londres. He visto la mayoría de las películas en las que ha intervenido el detective: desde las interpretadas por el magnífico Basil Rathbone, hasta las de mi querido Peter Cushing o las fabulosas series interpretadas por Benedict Cumberbatch o la más antigua de Jeremy Brett. He disfrutado, aunque algo menos, con las dos películas de Guy Ritchie, sin menos valorar la interpretación de Robert Downey Jr.. E incluso he leído pastiches y cómics en los que el mi ególatra preferido Holmes se enfrentaba a turbias conspiraciones en la ciudad de Barcelona o luchaba contra vampiros o zombies, entre otros.

Por eso, cuando me enteré de que Bill Condon había realizado una película con el nombre de Mr. Holmes, interpretada por el soberbio sir Ian McKellen, fui de cabeza a verla. ¿Y qué me encontré? Pues me encontré con una película biopic que convertía a mi adorado Holmes en un ancianito de 93 años que ha perdido la mayor parte de sus facultades, luchando contra una terrible enfermedad que le arrebata la memoria y le convierte en una persona frágil y... humana. Y, quizás, ese sea el acierto de una película que puede pensarse lenta y pretenciosa. Pero, al recordar que visitando el 221B de Baker Street allí se mostraban cartas de fans que le escribían a Holmes como si éste hubiera existido de verdad, escapándose de las páginas de su creador. ¿Por qué no podía someterse a nuestro detective al implacable paso del tiempo? ¿A la humanización real del personaje? He leído muchas críticas respecto a la película. La mayoría negativas, o que sólo apuntan a la increíble interpretación de Ian McKellen. La verdad es que a mí me pareció una buena película, aunque triste. Muy triste. Pasar de la vitalidad de un experto en lucha, de vivaz inteligencia y rauda observación, al otro lado del cristal, enfrentándose al peor enemigo de todos nosotros: el tiempo, buscando en un antaño caso la redención a una sensación de culpa que no logra obtener, ha sido lo único que me ha tocado el corazoncito. 

Recomendable en todos los aspectos.


1 comentario:

MRCastillo dijo...

Me quedé con las ganas de ver esta peli a pesar de que me apetece muchísimo, pero en los cines (al menos los de mi ciudad) la quitaron pronto. Gracias por la reseña!